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Para Alfredo García Monclús, mi cibertorete. |
(Hay que agenciarse una mirada que vea el mundo |
por un igual, desde una cárcel o desde un palacio. |
Y no desear ya nada más. |
A. Schopenhauer) |
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I |
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La panorámica de la ciudad se ondula. |
Ni en apariencia, ni en su ser más íntimo, es pacífica la ciudad. |
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He perdido la esperanza – |
He perdido la esperanza de vencedora llegar a una isla desierta. |
Blanca es mi bandera, verde mi territorio. |
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He perdido la mirada altanera que hace la guerra con los ojos; |
no me acosa ya el filodiablo vulgar, híbrido de gánster común y peluquero de señoras bien locuaz. |
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He perdido la esperanza – |
He perdido la esperanza de ser la estrella en saraos y festines. |
He perdido la esperanza de soñolienta espiar desde una hamaca a una pandilla de niños al sol. |
Me esfuerzo por dar a lo mórbido un acicalado sentido, |
pues por siempre tendrá mi pelo enredos errantes. |
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Ciudad única, la única ciudad. |
Ciudad cruel, ¿cómo reinventarte? |
¿Qué voy a hacer jamás contigo si sólo espectros, |
espectros, espectros reencuentro? |
Hormiguero superlativo de zombis… |
… tierra de hadas desierta. |
Todo es fugitiva moda, nunca acaba el sufrimiento. |
Conjuro la inválida gloria de ésta, mi hora positiva, con ristra ilusa de palabras. |
La poesía apunta sólo a su artesana máscara: |
Tiro a matar. Sólo quiero dar. |
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Espíritu del mar, no permitas que triste y lisiada me separe de ti. |
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Ciudad hiperreal, ¿ puedes ser la percusiva música que arrulle |
tantos viajes astrales como requiere mi convalecencia en esta desquiciante |
vida? |
Y tú, enésimo jinete del falso apocalipsis |
(mon semblable, mon frère!), |
urge me |
no more, |
no more, |
no more! |
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II |
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Dices la verdad, amor |
mío, porque estás muerto, |
Para siempre muerto. |
Tu cadáver el vacío fertiliza. |
Y es tu falta lo que asombra a la gente que la sombra ignora. |
Dónde quiera que estés |
-olvidado, ignorado-, |
amor tirano, ten piedad, |
ten piedad de mí. |
Desespero de todo lo que espera. |
Desespero del ansia del que espera. |
Digo: PAZ. Y la paz se firma –paz de los fragmentos. |
Estoy tan sedienta de silencio como una zona desértica, carente de recursos fluviales. |
Delincuente necesidad de darlo todo y ya nunca vender nada. |
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Sin mí se desenvuelven los violentos remolinos de la vida |
y marchan, marchan hacia un lejano destino. |
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Vacíos. Tan sólo vegetan los vacíos. |
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La situación es muy difícil de aclarar; |
estoy como atrapada en ámbar. |
Miseria, orgullo, vulnerabilidad… apatía soberana. |
Antiguas guerras lívido conforman el paisaje después de la batalla. |
Mas, soy pálpito… soy toda interiores. |
De cristal el corazón tuve. |
Nuevo cristal mi sangre debe contener. |
Busco una grieta al sol. |
Tímpanos y danzas. |
Busco una acogedora grieta al sol, |
herida o puerta que se abre… |
Del sol naciente quiero todo el poder, |
porque… |
vivís… ¡corréis como aspirados por un siniestro túnel! |
¡Tenéis tanta grasa en el alma! |
Debo alzar mi más soberbia y humilde súplica, |
éste, mi exorcismo a la claustrofobia. |
Espero… por gentileza del aire, espero… |
¡Dioses, silencio! |
Silencio ígneo donde ocurre el pensamiento, |
estado asambleario de mi territorio corporal. |
Piel… ¡paquidérmica piel! |
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Deficiencia / Saciedad, filosóficamente |
sentencia el gran Heráclito de Éfeso, |
Por cierto, invicto, desde el s. V a. de C. |
Cuerdas semejantes desentonan, |
¿qué esperanza de armonía existe? |
Sólo le opondré yo alfombras de oración yuxtapuestas… |
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III |
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Entre pantomima y silencio: |
Los ancestros. Tesoro, tesoro absoluto. |
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Indecente belleza indecente de lo que nos ha sido sustraído. |
Prehistoria crepuscular, muda, atemporal. |
Silencio, tan sólo las palabras te enmudecen; |
sólo los vestidos te desnudan. |
El coro, vacante y supuesto, lleva el peso de la melodía. |
¿Acaso los míos no son cuadros de pincel valiente |
con desembarazada ejecución pintados…? |
¡No arpegies más esa cuerda, hombre, |
eso es el pasado! |
No sono un giardino… |
Morbidezza! |
Vacíos. Tan sólo vegetan los vacíos. |
Un mismo remolino de sueños el cuerpo engulle, |
la vida del alma despliega, |
MODUS COGITANDI modulando. |
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Cuando el sol entra en mi casa escribe una partitura de luz. Sí. |
Un grito de alegría en el corazón, es decir, la aventura misma. Sí. |
El vértigo, esa especie de lucidez formidable. |
EXILIUM VITA. Sí. |
¿Habré de negar si nado? |
¿Habré de negar si vuelo? |
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Las nubes… ¡corren hacia mí! |
Batalla colérica el cielo incuba. |
¡Qué sublime andar en línea recta entre la luna y el sol! |
Hasta lo más remoto del horizonte, |
una región de valles, sembrada de bosques. |
Dejar signos tantos que mar adentro incluso pájaros puedan seguir. |
Así mi insular armonía hecha, |
contrahecha de vacías armonías. |
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Escander rítmicamente. No cesar. No cesar. |
Prometo hacer pintura con más luz y más materia. Sí. |
Esquema compositivo: Las perfectas cajas prismáticas del Renacimiento. Sí. |
Pintura atmosférica, también. Sí. |
Toques húmedos del color, |
pintura aplicada con deseo. Sí. |
Y aun: |
Todo viene del negro para penetrar en el blanco. |
Donde hay libertad, ahí, ahí está mi patria. |
Irrebatible tan sólo es la dialéctica del viento: |
Barre los consejos que nadie me dio. |
Durmamos aquí, niños, inútil ir más lejos. |
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Una especie de melopea que emplea voz
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soprano en acordes apoyándose. |
Antes borradura que inscripción. |
Suave salmodia, |
entretejidos jeroglíficos, unos en otros imbrincados. |
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No es sino tramoya, adorno… el paisaje. |
Lo abierto no existe, de sobras lo sé. |
Esto es un teatro: Llévanse |
enrollado el panorama al menor atisbo de hastío real. |
Las hojas tiernas verde filtran la luz porque |
tierna y muy verde yo soy. |
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IV |
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¿Y si fuera yo animista tras mi filosófico verbo, |
como un melancólico piel roja |
huyendo de la condenada reserva india, |
huyendo de las condenadas vías de extinción? |
¡Deo volente, una semplice finta! |
Las personas somos siempre disonantes, |
jamás nos fundimos con el paisaje
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-las reservas son la sinagoga misma de Satanás… |
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Reencontrar en la discontinuidad la silenciosa fuerza continuidad. |
Siempre tras gafas oscuras, claro, mis ojos |
aún son capaces de gritar |
–las noches, ¿sabéis…?, no tienen ojos…- |
No duerme la mente, tumbada despierta devora, devora, devora… – |
Tras una ola de pena, otra de calma |
susceptible de cualquier interpretación ingenua. |
Nos han hecho daños de consideración pero somos aún capaces de maniobrar, señor. |
Estilo como lingua franca -stilo modulandi. |
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Oscuro azul del océano… |
¡Lluvia! ¡Lluvia! ¡Lluvia! |
Soy ingrávida y armónica con el agua caída. |
¡Ah, la música valiente de un tambor lejano! |
Ahí donde mandan los tambores, no hay ley que valga. |
¿Quién más -salvo las golondrinas construyendo su nido- |
dureza crea con lo blando? |
Infantiles garabatos en exenta rotación. |
Aplastar un caparazón de caracol vuelve caníbal. |
¿Seré yo tan impío sujeto…? |
Plantas y animales, |
pájaros, mariposas… serpientes, como joyas vivas. |
Mares desaparecidos que perduran en mi memoria. |
El vapor que cubre el delta de un río amazónico |
y la llegada subrepticia de un buque fantasma a la puesta del sol. |
Blanco color de la muerte. |
Vía láctea apasionadamente melancólica. |
Trópicos, junglas, marismas: Blanca oscuridad. |
¿Hay zonas templadas en el Norte? |
¿Quién recuerda la diferencia entre Polo Norte / Polo Magnético? |
¿Cuándo empezó a aparecer el elemento marino en la atmósfera? |
¿Cuándo el líquen? |
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Sobrefiguración del desarraigo, |
eso es la patria silencio. |
De voces rebosante como un bosque en primavera |
-pequeñas almas florales… |
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A la muy azarosa merced de los espíritus nacientes vivo. |
No tengo en el mundo otro refugio sino umbrales. |
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Archipiélago Blancas Invocaciones, |
ora pro nobis. |
Sagrada puerta de los abismos, |
ora pro nobis. |
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De la armonía amo su sugestión pura. |