Este texto pergeña una película de cine negro, muy negro. Es decir, no es el guión de una película sino su |
simulación . La acción, en un acto, mínima y dialéctica, presenta a dos personajes fríos y calculadores |
pero ancianos, un poco desesperados: J.E.H. y su marido, EXTRA-JOHN. Transcurren tres escenas de |
su idílica vida común en un bungalow. |
Las paradisíacas circunstancias de la vida en común constituyen el verdadero Leit-Motiv del thriller. |
Aunque su personaje principal es una, LA típica mujer fatal del cine negro. Tan fatal para los demás, |
como para sí misma, óbviamente. J.E.H. («la judía errante hembra», tal sería su traducción lírica), la ce- |
losa mujer araña, malvada y castradora, según la percepción masculina. Poderoso y seductor |
personaje, alternativa posible al rebelde sin causa masculino -EXTRA-JOHN-. Su sexualidad, su cuer- |
po, su personalidad toda están en juego. «Plein-air», climatología estival. |
Maravillosa fotografía expresionista en blanco y negro. (Y, por lo que hace al nivel orgánico del texto |
-montaje de planos, sonidos, «racords»…-, aquí se prevé tan sólo la sucesión de los acontecimientos |
-la profundidad de campo, el inmenso espacio en «off»…-. No el llamado «grado cero de la escritura |
cinematográfica»… ¿acaso no es ésta una tecnología subjetiva? |
Este texto está escrito para ser vivido y nada más.) |
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I |
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(Interior de un diminuto lavabo. La J.E.H. habla sola. Y aunque el espejo le contesta, matiza, apuntala su monólogo, ella no le hace caso. |
Se diría que no lo oye. Aunque sí lo oye: lo ignora. Gradualmente, sin embargo, lo va tomando como |
interlocutor, pues es su alter-ego mientras vive. |
Sin luz artificial. Pugnan sombras y luces de Caravaggio o Rembrandt. |
La persiana de lamas nos induce a creer que fuera transcurre plácidamente el amanecer.) |
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J.E.H.: Soy de las que ha reconciliado a Dios con el diablo, |
sirviendo a medias a uno y al otro… |
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ESPEJO: Tú, mujer sin humildad. |
Tú y tu eterna margarita… mártir por nadie. |
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J.E.H.: Penas y cuitas, cuitas y penas, |
la noche y el día son mi problema. |
Mil pliegues tiene mi pena. |
Es mi melancolía un huracán muy lento… |
Herido de transparencia, mi corazón… |
siempre en el magma. |
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ESPEJO: Anima nuda: el corazón en contienda de cada orgulloso. |
Tan alto subió tu orgullo… |
mira que ahora lo habrás de bajar igual de rápido. |
¿Estás triste en el cielo? |
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J.E.H.: ¿Cómo va a olvidar mi alma saltimbanqui, |
si la memoria es olvido? (…) |
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(…) ¿Cómo recuerdas tú aquel perro amor que me diste? (…) |
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(…) He tenido comercio con la nada. |
Ha muerto en mí la inocencia de la ira y del pecado. |
No importa. |
De nuevo alcanzaré el cielo con las manos. (…) |
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(…) Cuando era inocente pensaba |
(y lo he sido más que tú): |
«Acaso venga a buscarme un hombre.
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¡Cuidado entonces con perder el juicio!» |
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ESPEJO: (Reflejando cómo la J.E.H. enarca la sangrienta media luna de sus labios.) |
Yo no tiento sino con la verdad. |
¿Acaso no suspiras por que llegue la noche |
en que la gente desaparece de sus sitios? |
No puedes aún soportar el yugo sobre tu cuello domado;. |
ni aún igualar las fuerzas de tu compañero de yunta. |
ni tolerar el peso del toro que corre a placer… |
Te mueves al sol y pierdes. |
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J. E.H.: La vida es cosa de hombres; |
la muerte, cosa de dioses. |
Veo en ti como un espejo el monstruoso mar del crepúsculo, |
la media luna de las naves cuyo nombre es misterio... |
¡Doquiera que pongo el pie está la muerte! |
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ESPEJO: Tú y tu juventud de medio pelo, |
inquieta y soñadora. |
¡Más claroscuro! ¡Más y más! |
reclama tu hambrienta retina. |
¿Ignoras, quizás, tu perspicaz lengua de trapo? |
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J. E. H.: Quizás… |
No obstante, ahí estás tú. |
Ya verás cómo me sé la lección: |
«Corazón obstinado, |
mal acaba. |
Quien ama el peligro, |
en él |
sucumbe.» (…) |
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(…) Acaso esté ya mi antorcha deshecha y en cenizas… |
¡Ansío huellas que no sean las mías! (…) |
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(…) Tengo un hombre «de principios» |
que recuerda cuán acústico el silencio es. |
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ESPEJO: ¿Vas a tratar a ese feliz testigo |
como un niño malcriado trata a su juguete preferido, |
llevándoselo a la cama? |
Tú que sujetaste tu cabello con un nido de víboras, |
hagas lo que hagas, serás juguete de los vientos.(…) |
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(…) Sí, has logrado hacer un auténtico cuadro escénico, |
La pasión es es una forma de teatro. |
Los actos pasionales, el verdadero ridículo de la vida. |
Basta un poco de lógica, sin embargo, |
y el teatro representa la memoria, no la vida… |
Los decorados siempre simultáneos. |
Los colores, ácidos: forma cromática rapidez, velocidad… |
¿Risas…? Risas epigástricas, que alegran la vida… |
Risas que estremecen… -hay que elegir… |
-¡Ríase, caballero, no se contenga! -. |
En la infancia, apenas articulabas. |
Ahora razonas… crees. |
Pero mientras razonas, pasa el tiempo, |
vuelve difícil la articulación. |
-Par charité, ne sois si arrogant, s’il vous plaît!-. |
Por él, en pareja sueñas, amaneces sola. |
La costumbre nos cautiva… |
… ni demasiado lejos, ni demasiado cerca de mí. |
¡Qué elocuencia pide eso! |
El acto trágico implora la parsimoniosa duración. |
El tiempo trágico es un tiempo deportivo. |
Transparencia o franqueza en las humanas relaciones… |
porque consiste en sentir: tú cuentas sílabas, palabras, frases… |
Trátase de conservar el movimiento que aquí reina; |
de aumentarlo sin cesar. |
Y no temas: tú te ocupas de la voz de un pueblo vencido y esclavizado; |
cuando la necesidad presientas, |
TELÓN. |
En la misma unidad: lugar, tiempo, acción. |
La clásica unidad no fracciona la ilusión. |
Problema técnico de código:
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ética es lírica, bouleversée. |
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Describir morosamente de las sospechas el acto. |
El acto de los furores. |
¡Qué elocuencia pide eso! |
El acto del reconocimiento. |
El acto del sacrificio. |
Porque tan pronto como palabras, actos, conocemos, |
imaginamos un rostro a quien atribuírselo, |
su modo de andar, su máscara… |
-palideces, tiemblas, me engañas…-. |
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J.E.H.: ¿Lección de pantomimas…? |
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ESPEJO: Lección de pantomimas. |
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J.E.H.: ¡Qué no habrá erosionado el corrosivo día…! |
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ESPEJO: Mezcla locura y prudencia… |
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J.E.H.: Soy la luz del desespero, siempre llameante. |
Mis muchas y muy heladas noches de vigilia, |
nunca las olvidaré… |
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ESPEJO: Las olvidarás. |
Todo se olvida, anacoreta. |
Deja ya tu labia a un lado; |
nada que hablar.. |
Pantomima del amor, es decir, de dulzura y protección. |
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J.E.H.: Risas y llantos entrelazo. |
¿Cómo entender tan espiritual barómetro? |
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ESPEJO: Las sonrisas de la vida. |
Cumple con tan sencilla misión: |
conciliar tan orgulloso poder |
y la exigencia de cosas amables decir. |
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J.E.H.: ¡Ah, qué importa «cualquier cosa» |
si en mí adopta todo el rostro del amor! |
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ESPEJO: Ya ves. En vano insectos cincelas, grabas caracteres, |
amontonas juntos cuerdas, textos saboreados… |
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J.E.H.: La vía de la justicia es muy luminosa. |
Tanta bondad, a la generosidad del cielo semejante… |
Mi mirada errabunda se obtina, se obstina, con el cielo… |
Por un instante, han sido mis deseos colmados… languideces… |
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ESPEJO: Una morbosidad como la tuya… |
siempre cabeceando en la cuerda floja… |
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J.E.H.: El palimpsesto de la memoria es indestructible… |
… en pleno invierno puedo ver qué verdes son los cipreses, los pinos… |
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ESPEJO: Monólogo de un alma a la que siempre ha sido muy fácil herir… |
Amor es la expresión del rostro humano |
que sangra al sentirse señalado. |
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J.E.H.: Pero el espacio entre las miradas es un infranqueable sahara… |
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ESPEJO; ¡Mujer de ordinaria contextura, |
penas de un niño, obras de arte son! |
Individuos infatuados que sólo a sí mismos se aman… |
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J.E.H.: En mi degarrado ser por simpatía resuena |
algún temible intervalo en el túnel del tiempo… |
Cortocircuito bárbaro: lo acepto, es lo humano. |
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ESPEJO: ¡Lo sabes!, ¿Eh…? ¡A ciencia cierta lo sabes…! |
¡Qué perfidia la tuya! |
¿Dónde estabas antes de que vinieras? |
¿Acaso es anterior a ti tu propia sombra? |
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J.E.H.: Vengo del vacío. |
Del cielo donde cristalino es el polvo que nos une… |
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(…) El color del archipiélago… |
… la pena de tus ojos. |
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ESPEJO: ¿Llevamos antifaz? |
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J.E.H.: Llevamos antifaz. |
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ESPEJO: Montas a caballo con más elegancia que seguridad… |
El teatro es vida intensificada: amor mortífero, por una parte… |
… frivolidad, por la otra. |
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J.E.H.: Nadie te sigue por las huellas de pesares, |
sino como a un herido, por el rastro de la sangre. |
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(Los violonchelos aúllan en clave de fa, en el extremo sobreagudo.) |
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(…) Energía es eterno deleite. |
Siento que mi doloroso camino se está llenando de porvenir… |
¡Sí, señor: llámase MUERTE la gran dama COMPAÑÍA! (…) |
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(…) Pasa risa y desgarra, |
sin que puedas quitarme ya la pena. |
Pues, piedra soy, por gemidos trabajada. |
Tengo un doble deseo: un profundo olvido |
y una escapada infantil… |
Siento una atracción tal por las flores… |
como si de mi alma perdida se tratase… |
ahora mi vida es ya más teatro que vida… |
… la hipocresía es nuestra patria más fecunda. |
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ESPEJO: Sientes una atracción tal por las flores, |
como si de tu perdida alma se tratase… |
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(…) Cuando la ingresaron, o ella misma ingresó |
en alguna parte de sí misma… |
… el néctar de la inmortalidad, Hotel Memoria. |
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II |
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(La sagrada cena común. Exterior del bungalow: una terracita. Luz de los contornos que revela sólo |
parte del rostro. Alta tensión dramática.) |
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J.E.H.: Tapiza las paredes de un terciopelo suave, |
negro como el pecado. |
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EXTRA-JOHN: Que me place, que me place, |
que de buen grado me place. |
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(VOZ EN OFF narrativa, monótona y depresiva, típica del cine negro: |
Aquella figura que barroca proclamábase, |
ha cedido el cansino paso a un hombre más bien gótico, |
marcado por las huellas del dolor.) |
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J.E.H.: Nosotros, aquí… |
Más bien parece que todo el mundo anda moviéndose en círculos. |
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(VOZ EN OFF: Con desnaturalizado brillo la luz cae, |
luce el trono real envuelto en ira.) |
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EXTRA-JOHN: Lo que está por encima de nosotros |
nada es para nosotros. (…) |
Antes de buscar una razón suficiente, |
creeremos en el absurdo. |
Un día te llevaré a ver un bosque de cipreses de pantano, |
¿O serán «cedros del Líbano»…? |
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J.E.H.: Un bosque de temblones álamos americanos, |
eso es lo que yo quiero ver. |
Tal cosa le iría bien a la efervescencia de mi corazón, |
a mi tristeza ática, |
a mi huerto deshecho. |
Creo que he vivido sólo de adversarios… |
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(VOZ EN OFF: El rostro de expresión doble. Jeroglíficos del silencio. |
La muerte contenida, formada en el silencio.) |
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EXTRA-JOHN: No te lamentes de tu suerte: |
El destino te manda un amigo más y una amante más. |
Duerme. Dormir se supone que es |
para almas cuerdas |
cerrar el ojo. |
Duerme, mi amor, duerme… |
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J.E.H.: No puedo dormir, no puedo… |
Te me apareces en los espejos… |
La luna en tu frente, |
la serpiente en tu cintura, |
los millones de manos de muertos en torno a tus caderas, |
la boca ensangrentada, |
tu cuerpo manchado de sangre, |
los cadáveres de niños a modo de aretes… |
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(Súbitamente, EXTRA-JOHN se siente como ensartado por la mirada de la J.E.H., un escalofrío recorre |
su espalda, penetra hasta las raíces de su pelo.) |
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EXTRA-JOHN: ¡Basta, basta, basta! |
¿Pero es que has olvidado el estribillo de tu prístina canción?: |
«Tú eres la crema de mi café.» (…) |
La realidad es siempre un número quebrado, mi niña. |
Las semillas de las sonrisas se plantan con una gentileza diminuta: |
un libro, un árbol, una flor. |
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J.E.H.: El viento y esta noche fría |
son otra cosa que noche y viento… |
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(VOZ EN OFF: ¿Se refiere ella a lo no-pronunciado, antes, |
antes, que el verbo? ¿ O acaso se refiere |
con verso árduo, pie quebrado, |
a aquella remota enseñanza: |
«No actúes más que despojándote de toda atadura»? |
o tal vez a ésta otra: «El hombre pasa con su imagen.» |
Imago mortis. |
¿Es por eso que el mundo sublunar tras el espejo ahumado, |
sólo puede entenderse en «speculum aenigmitate»? |
Pero, no, él, labios apretados de los toreros de salón, |
a ciencia cierta sabe que los nervios de ella están en llamas.) |
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EXTRA-JOHN: Soy y seré |
alma, |
hilaridad y tormento. (…) |
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(…) Tus ojos como tigres, mi amor, |
en ellos no hay nada escrito. |
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J.E.H.: ¿Por qué así me desgarras? |
¿Es que no tienes compasión alguna? |
¿Viniste tú hacia mí, |
o bien, fui yo hacia ti? |
Dos otoños. |
¡El mundo es un horror, por Dios, sí! |
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(VOZ EN OFF: ¿Están nadando para no llorar? |
Pon de silencio el compás |
a lo que oensando vayas… |
Época curiosa ésta en la que ni hombres, |
ni mujeres aceptan cruz alguna, |
pero andan por la calle |
como pura sangres preparados para la carrera.) |
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EXTRA-JOHN: ¿No dejes tu amor en un precipicio! |
Sí, hay que tomar por asalto el cielo, |
no te lo ofrecen gratuitamente… (…) |
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(…) Non conosce pace e non la stima |
qui provato non ha la guerra prima. |
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(VOZ EN OFF: Flor de un día este hombre… |
Cuando más amargo el cáliz, |
con más dulzura lo apura. |
Parece sugerirle él a ella, con su sesgado cinismo, |
que tanto él como ella esclavos son de la intensidad. |
Que son refugio uno para el otro. |
¿Qué otro refugio puede haber?) |
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J.E.H.: (Implacable) |
Si no me proteges, |
baldía siento tu cháchara noctura. |
Obras son amores, |
y no buenas razones… |
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( VOZ EN OFF: Con soberbia leonina, la J.E.H. interroga: |
¿Puede este escenario dar alegrías otras que |
las que con el dolor se mancomunan?: |
«¿Están las hondas heridas de tu alma |
curadas gracias a las mías?» |
Yo soy insuperable, sugiere. |
Soy piedra trabajada por gemidos. |
Mirad y ved si hay un dolor |
como el que a mí me sobreviene.) |
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J.E.H.: La hipocresía es nuestra patria más fecunda. |
(Llora con vehemencia.) |
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(VOZ EN OFF: O komm süsses Kreuz! |
Incluso la aristocracia floral recuerda |
que el hombre es sólo un pura sangre que corre.) |
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EXTRA-JOHN: ¡Ah, piedad, vierte menos fuego! |
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J.E.H.: Fuego avasallador contra fuego avasallado. |
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(VOZ EN OFF: Mirada de víbora lánguida. |
Aire afligido por el vuelo de las aves rapaces. |
Quizá sea la noche suave y caminante, |
pero el alma está llena de gritos.) |
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EXTRA-JOHN: ( Profundamente herido en su misantrópica tristeza, |
pero aún dulce y compasivo.) |
¿Por qué despertar una lágrima dormida? |
¿Acaso en el mundo sólo se puede satisfacer a un solo amo? |
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J.E.H.: ¡Sin pausa te cantará mi alma! |
(Y su alma de niña irradiaba |
a través de sus coquetos ojos verde-gris… |
… la voz que ríe y llora, |
cuando se ríe y se llora.) |
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EXTRA-JOHN: (Con su pose cínica habitual.) |
La fuerza de la secuencia. |
(Aparte.) En todo lo inútil, |
hay que ser divino o no mezclarse. (…) |
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(…) De nuevo veo tus ojos, melancólicos peregrinos, |
tu palidez de cisne… |
De todas las palabras |
puestas en su sitio, |
nos enseñas el PODER. |
Amar es mendigar. |
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(VOZ EN OFF: ¡Oh, qué gran vergüenza que todos estos héroes |
no tengan nada que decir! ) |
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(Un coup de téâtre, un lance imprevisto. |
Porque esta mujer no es un simple ser humano, |
sino el exacto corazón del mar.) |
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J.E.H.: En las tinieblas de éste, |
mi corazón, |
ando perdida. (…) |
Cuando mi vida era como una borrachera, |
siempre presente, |
sin nada que olvidar, nada que anhelar |
El trueno imponía su rabia. |
La lluvia era pura venganza. |
(Súbitamente.) |
¡Cada cual tiene lo que busca! |
¡Pero qué advertencia tan terrible! |
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(La cámara revela una sonrisa sádica que luce ante su gentil amante como si se hubiese quitado la máscara.) |
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EXTRA-JOHN: (Alarmado) ¿Qué puede ocurrir aún? |
¿Puede ocurrirnos algo más? |
Te juro que no conocerás mi gran traición. |
¡Nuestra fuerza vendrá de la penuria…! |
¡Hasta el néctar de la inmortalidad te traeré! |
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J.E.H.: Nuestra felicidad imaginada… |
Ese Hotel Memoria tan nuestro … |
¡Todo el futuro es vanidad! |
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(VOZ EN OFF: Basta con dar una ojeada a este fresco para percibir todo su desconsuelo… |
Y, sin embargo, una pausa en la emoción.) |
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EXTRA-JOHN: Que el flojo diga: soy valiente. |
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(Tiempo tormentoso de verano) |
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J.E.H.: La alegría del cobarde silbando envuelve al pobre… |
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EXTRA-JOHN: ¡Permanece a mi lado cuando me muera! |
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(Aquí el velo del templo se rasgó en dos.) |
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J.E.H.: (Mirando del seductor los ojos, intimidándolo. |
La cámara adopta un ángulo insólito. La mujer se eleva del suelo. |
Pero la bóveda del cielo negro y estrellado se cierra sobre ellos |
paranoicamente, claustrofóbicamente. |
¡Fuera de aquí los títeres danzarines y sin cerebro! |
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(Gran vértigo. Como si ojeáramos la escalera por encima de un endeble pasamanos, |
o la lejana calle desde la ventana de un alto rascacielos, cámara que desliza por el jardín en sombras |
revelando a su paso un gran desorden. Toma larga, calidad despiadada, funesta.) |
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EXTRA-JOHN: (Aparte, pues le es dulce y conmovedor |
este infecto aire de cueva de serpientes.) |
El diablo es una mujer. |
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(Frenéticos acordes de música del espanto. |
La cámara evoca un paisaje urbano anónimo. |
Cámara en movimiento, hay que imaginarse la siniestra metrópolis, el universo negro: |
círculos de luz bajo las farolas, callejones oscuros, sombríos peatones, |
calles húmedas y mugrientas. Pasos intermitentes que resuenan en el asfalto; |
neones intermitentes en las habitaciones de los hoteles… ruidos ordinarios, muchos … |
y es laberíntico el espacio.) |
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III |
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(Interior del coche aparcado ante el bungalow. Confortable soledad para uno, |
soledad portátil del individuo angustiado, fugitivo en la noche inmóvil. |
EXTRA-JOHN habla solo. El espejo retrovisor le contesta, matiza, apuntala su monólogo, no le hace caso. |
Se diría que no lo oye. Aunque sí que lo oye: lo ignora. Gradualmente, sin embargo, lo va tomando como |
interlocutor, pues es su alter-ego mientras vive. ) |
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EXTRA-JOHN: Constante sabor a miel y derrota…. |
Inquietante extrañeza: esa desasosegada mirada verde suya… |
El universo en el piadoso trenzado de una frase oracular: |
«La hipocresía es nuestra patria más fecunda». |
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ESPEJO: El corazón en contienda de los orgullosos. |
El que toca la pez de mancha. |
El que se junta a un soberbio |
acaba siendo como él. (…) |
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(…) El sueño eterno viene como se va… |
… de las ciudades quedará sólo |
el viento que por ellas pasa. |
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EXTRA-JOHN: Mi corazón está vacío. |
Es como un espejo puesto delante de mi rostro: |
sólo me veo a mí mismo.(…) |
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(…) Amargo ritmo rutinario; |
el sol brilla sin esplendor; |
la luna sale sin derramar sus rayos; |
noches inquietas tras días inquietos. |
Mi corazón sabe a ceniza, |
y con la fatiga y con el llanto, |
se me anuda en la garganta… |
¿Qué es un alma perdida? |
Meditar, sí, ya sé, es saltar fuera del surco |
repetitivo en el que nos hayamos… |
Pero todos estamos condenados a la acción. |
A las horribles caricaturas de nuestro yo interno, |
yo externo. |
¡Qué parecidos son los gemidos del amor y los de la agonía! |
¡Como si siempre estuviese asesinando a una de mis mujeres |
para curarla de la neurastenia! |
En mi cabeza está escrito el código de un virus, sí. |
Como en una estirpe de ciudades subterráneas |
en las que prima la astucia del débil, |
astucia contra astucia… |
¡También tú morirás en mí! (…) |
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(…) Hotel Memoria, Hotel Memoria… |
(Flash-back que, introducido de manera ondulante, no sólo supone un descenso al oscuro pasado |
que envuelve a Extra-John como una pesadilla, |
sino un idílico contraste con el paisaje rural que tanto puede ser refugio como escenario del crimen.) |
Esta es la ruindad de los hombres |
su secreta sordidez y el miedo que los reúne |
que es misterio no se tenga por la mayor de las incógnitas (…) |
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(…) Tu astucia se abría paso porque |
una y otra vez la hipocresía aparecía, |
en hábito escarlata. |
¡Qué obscenidad la juventud! |
Como la imagen negativa en la retina grabada, |
una y otra vez, el hábito escarlata. |
Tan provocador y agresivo, |
tan seductor. (…) |
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(…) Sale un Judas y entra otro. |
No dormimos; |
sabemos que el enemigo vela por nosotros.(…) |
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(…) Todo el mundo me ha traicionado o va a hacerlo. (…) |
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(…) Prolongada tempestad de guerras. (…) |
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ESPEJO: tu tan áspera melancolía, |
tan permanente aire de opereta… |
te impiden escuchar aquel cruel, cariñoso, idéntico a sí mismo, son: |
«Yo no digo mi canción sino a quien conmigo va.» |
La variedad no es sino el océano de la nada absoluta. |
¡Extraordinaria mujer corriente esa J.E.H.! |
Velos que cubren secretos, secretos que velan tristezas… |
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EXTRA-JOHN: (Concediendo) |
La demoníaca dialéctica de la vida |
se bebería la sangre de cada uno de nosotros… |
Sexo en su plenitud o doloroso, |
para el joven semental de nuestro esfuerzo |
a su paso viene y va devorante… |
Su desesperación deja de ser humana, |
como esta lumbre que el aceite aviva… |
La cruel y reptante espuma, |
cada latido de vida mata un poco más… |
… la magia convierte al canalla en virtuoso caballero. |
Agarraos y escupid sobre mí. |
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ESPEJO: No te muestres tú duro, |
vanagloriándote con petulancia… |
… envanecimiento típico de todos aquellos que se acoplan…. |
Tú no eres más que un mortal, |
esclavo del tiempo, |
eres frágil como la espuma, una frágil mariposa. |
¿No sabías que es el sentimentalismo |
miedo a la muerte que en el propio corazón anida? |
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(La cámara pasa de una perspectiva omniscente a un enfoque particularizado: |
los faros del coche barren el final de la calle, e iluminan |
una pareja entrelazada de desconocidos, |
imagen azarosa y minúscula, como metida en unos prismáticos |
se encoge como una bolita, y todo eso, |
lejano y como de pacotilla queda |
enfundado en el dibujo liliáceo de un corazón, que |
aparece, y acto seguido se esfuma |
-dibujo en «flou» cada vez más acusado.) |
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EXTRA-JOHN: El estanque rompe los diques del alma… |
… lágrimas, vanas lágrimas que no sé qué significan. |
Me siento como una desvastada tierra que todos arrasan. |
El húmedo desierto por el que navegan los navíos… |
… este secreto precipicio mío. |
Comprendo que aquel lago azul mío era una ciénaga. (…) |
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(…) Detrás de ti está la circunspecta mano del ángel |
que te engaña desde siempre, |
te engaña desde la Anunciación. (…) |
Y es descanso lo que yo esta noche anhelo. |
¡Qué vivas largos años, |
oscura y vengativa noche! |
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(ENDE) |