SABBATH –

Este texto pergeña una película de cine negro, muy negro. Es decir, no es el guión de una película sino su
simulación . La acción, en un acto, mínima y dialéctica, presenta a dos personajes fríos y calculadores
pero ancianos, un poco desesperados: J.E.H. y su marido, EXTRA-JOHN. Transcurren tres escenas de
su idílica vida común en un bungalow.
Las paradisíacas circunstancias de la vida en común constituyen el verdadero Leit-Motiv del thriller.
Aunque su personaje principal es una, LA típica mujer fatal del cine negro. Tan fatal para los demás,
como para sí misma, óbviamente. J.E.H. («la judía errante hembra», tal sería su traducción lírica), la ce-
losa mujer araña, malvada y castradora, según la percepción masculina. Poderoso y seductor
personaje, alternativa posible al rebelde sin causa masculino -EXTRA-JOHN-. Su sexualidad, su cuer-
po, su personalidad toda están en juego. «Plein-air», climatología estival.
Maravillosa fotografía expresionista en blanco y negro. (Y, por lo que hace al nivel orgánico del texto
-montaje de planos, sonidos, «racords»…-, aquí se prevé tan sólo la sucesión de los acontecimientos
-la profundidad de campo, el inmenso espacio en «off»…-. No el llamado «grado cero de la escritura
cinematográfica»… ¿acaso no es ésta una tecnología subjetiva?
Este texto está escrito para ser vivido y nada más.)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
I
 
(Interior de un diminuto lavabo. La J.E.H. habla sola. Y aunque el espejo le contesta, matiza, apuntala su monólogo, ella no le hace caso.
Se diría que no lo oye. Aunque sí lo oye: lo ignora. Gradualmente, sin embargo, lo va tomando como
interlocutor, pues es su alter-ego mientras vive.
Sin luz artificial. Pugnan sombras y luces de Caravaggio o Rembrandt.
La persiana de lamas nos induce a creer que fuera transcurre plácidamente el amanecer.)
 
J.E.H.: Soy de las que ha reconciliado a Dios con el diablo,
sirviendo a medias a uno y al otro…
 
ESPEJO: Tú, mujer sin humildad.
Tú y tu eterna margarita… mártir por nadie.
 
J.E.H.: Penas y cuitas, cuitas y penas,
la noche y el día son mi problema.
Mil pliegues tiene mi pena.
Es mi melancolía un huracán muy lento…
Herido de transparencia, mi corazón…
siempre en el magma.
 
ESPEJO: Anima nuda: el corazón en contienda de cada orgulloso.
Tan alto subió tu orgullo…
mira que ahora lo habrás de bajar igual de rápido.
¿Estás triste en el cielo?
 
J.E.H.: ¿Cómo va a olvidar mi alma saltimbanqui,
si la memoria es olvido? (…)
 
(…) ¿Cómo recuerdas tú aquel perro amor que me diste? (…)
 
(…) He tenido comercio con la nada.
Ha muerto en mí la inocencia de la ira y del pecado.
No importa.
De nuevo alcanzaré el cielo con las manos. (…)
 
(…) Cuando era inocente pensaba
(y lo he sido más que tú):
«Acaso venga a buscarme un hombre.
¡Cuidado entonces con perder el juicio!»
 
ESPEJO: (Reflejando cómo la J.E.H. enarca la sangrienta media luna de sus labios.)
Yo no tiento sino con la verdad.
¿Acaso no suspiras por que llegue la noche
en que la gente desaparece de sus sitios?
No puedes aún soportar el yugo sobre tu cuello domado;.
ni aún igualar las fuerzas de tu compañero de yunta.
ni tolerar el peso del toro que corre a placer…
Te mueves al sol y pierdes.
 
J. E.H.: La vida es cosa de hombres;
la muerte, cosa de dioses.
Veo en ti como un espejo el monstruoso mar del crepúsculo,
la media luna de las naves cuyo nombre es misterio...
¡Doquiera que pongo el pie está la muerte!
 
ESPEJO: Tú y tu juventud de medio pelo,
inquieta y soñadora.
¡Más claroscuro! ¡Más y más!
reclama tu hambrienta retina.
¿Ignoras, quizás, tu perspicaz lengua de trapo?
 
J. E. H.: Quizás…
No obstante, ahí estás tú.
Ya verás cómo me sé la lección:
«Corazón obstinado,
mal acaba.
Quien ama el peligro,
en él
sucumbe.» (…)
 
(…) Acaso esté ya mi antorcha deshecha y en cenizas…
¡Ansío huellas que no sean las mías! (…)
 
(…) Tengo un hombre «de principios»
que recuerda cuán acústico el silencio es.
 
ESPEJO: ¿Vas a tratar a ese feliz testigo
como un niño malcriado trata a su juguete preferido,
llevándoselo a la cama?
Tú que sujetaste tu cabello con un nido de víboras,
hagas lo que hagas, serás juguete de los vientos.(…)
 
(…) Sí, has logrado hacer un auténtico cuadro escénico,
La pasión es es una forma de teatro.
Los actos pasionales, el verdadero ridículo de la vida.
Basta un poco de lógica, sin embargo,
y el teatro representa la memoria, no la vida…
Los decorados siempre simultáneos.
Los colores, ácidos: forma cromática rapidez, velocidad…
¿Risas…? Risas epigástricas, que alegran la vida…
Risas que estremecen… -hay que elegir…
-¡Ríase, caballero, no se contenga! -.
En la infancia, apenas articulabas.
Ahora razonas… crees.
Pero mientras razonas, pasa el tiempo,
vuelve difícil la articulación.
-Par charité, ne sois si arrogant, s’il vous plaît!-.
Por él, en pareja sueñas, amaneces sola.
La costumbre nos cautiva…
… ni demasiado lejos, ni demasiado cerca de mí.
¡Qué elocuencia pide eso!
El acto trágico implora la parsimoniosa duración.
El tiempo trágico es un tiempo deportivo.
Transparencia o franqueza en las humanas relaciones…
porque consiste en sentir: tú cuentas sílabas, palabras, frases…
Trátase de conservar el movimiento que aquí reina;
de aumentarlo sin cesar.
Y no temas: tú te ocupas de la voz de un pueblo vencido y esclavizado;
cuando la necesidad presientas,
TELÓN.
En la misma unidad: lugar, tiempo, acción.
La clásica unidad no fracciona la ilusión.
Problema técnico de código:
ética es lírica, bouleversée.
 
Describir morosamente de las sospechas el acto.
El acto de los furores.
¡Qué elocuencia pide eso!
El acto del reconocimiento.
El acto del sacrificio.
Porque tan pronto como palabras, actos, conocemos,
imaginamos un rostro a quien atribuírselo,
su modo de andar, su máscara…
-palideces, tiemblas, me engañas…-.
 
J.E.H.: ¿Lección de pantomimas…?
 
ESPEJO: Lección de pantomimas.
 
J.E.H.: ¡Qué no habrá erosionado el corrosivo día…!
 
ESPEJO: Mezcla locura y prudencia…
 
J.E.H.: Soy la luz del desespero, siempre llameante.
Mis muchas y muy heladas noches de vigilia,
nunca las olvidaré…
 
ESPEJO: Las olvidarás.
Todo se olvida, anacoreta.
Deja ya tu labia a un lado;
nada que hablar..
Pantomima del amor, es decir, de dulzura y protección.
 
J.E.H.: Risas y llantos entrelazo.
¿Cómo entender tan espiritual barómetro?
 
ESPEJO: Las sonrisas de la vida.
Cumple con tan sencilla misión:
conciliar tan orgulloso poder
y la exigencia de cosas amables decir.
 
J.E.H.: ¡Ah, qué importa «cualquier cosa»
si en mí adopta todo el rostro del amor!
 
ESPEJO: Ya ves. En vano insectos cincelas, grabas caracteres,
amontonas juntos cuerdas, textos saboreados…
 
J.E.H.: La vía de la justicia es muy luminosa.
Tanta bondad, a la generosidad del cielo semejante…
Mi mirada errabunda se obtina, se obstina, con el cielo…
Por un instante, han sido mis deseos colmados… languideces…
 
ESPEJO: Una morbosidad como la tuya…
siempre cabeceando en la cuerda floja…
 
J.E.H.: El palimpsesto de la memoria es indestructible…
… en pleno invierno puedo ver qué verdes son los cipreses, los pinos…
 
ESPEJO: Monólogo de un alma a la que siempre ha sido muy fácil herir…
Amor es la expresión del rostro humano
que sangra al sentirse señalado.
 
J.E.H.: Pero el espacio entre las miradas es un infranqueable sahara…
 
ESPEJO; ¡Mujer de ordinaria contextura,
penas de un niño, obras de arte son!
Individuos infatuados que sólo a sí mismos se aman…
 
J.E.H.: En mi degarrado ser por simpatía resuena
algún temible intervalo en el túnel del tiempo…
Cortocircuito bárbaro: lo acepto, es lo humano.
 
ESPEJO: ¡Lo sabes!, ¿Eh…? ¡A ciencia cierta lo sabes…!
¡Qué perfidia la tuya!
¿Dónde estabas antes de que vinieras?
¿Acaso es anterior a ti tu propia sombra?
 
J.E.H.: Vengo del vacío.
Del cielo donde cristalino es el polvo que nos une…
 
(…) El color del archipiélago…
… la pena de tus ojos.
 
ESPEJO: ¿Llevamos antifaz?
 
J.E.H.: Llevamos antifaz.
 
ESPEJO: Montas a caballo con más elegancia que seguridad…
El teatro es vida intensificada: amor mortífero, por una parte…
… frivolidad, por la otra.
 
J.E.H.: Nadie te sigue por las huellas de pesares,
sino como a un herido, por el rastro de la sangre.
 
(Los violonchelos aúllan en clave de fa, en el extremo sobreagudo.)
 
(…) Energía es eterno deleite.
Siento que mi doloroso camino se está llenando de porvenir…
¡Sí, señor: llámase MUERTE la gran dama COMPAÑÍA! (…)
 
(…) Pasa risa y desgarra,
sin que puedas quitarme ya la pena.
Pues, piedra soy, por gemidos trabajada.
Tengo un doble deseo: un profundo olvido
y una escapada infantil…
Siento una atracción tal por las flores…
como si de mi alma perdida se tratase…
ahora mi vida es ya más teatro que vida…
… la hipocresía es nuestra patria más fecunda.
 
ESPEJO: Sientes una atracción tal por las flores,
como si de tu perdida alma se tratase…
 
(…) Cuando la ingresaron, o ella misma ingresó
en alguna parte de sí misma…
… el néctar de la inmortalidad, Hotel Memoria.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
II
 
(La sagrada cena común. Exterior del bungalow: una terracita. Luz de los contornos que revela sólo
parte del rostro. Alta tensión dramática.)
 
J.E.H.: Tapiza las paredes de un terciopelo suave,
negro como el pecado.
 
EXTRA-JOHN: Que me place, que me place,
que de buen grado me place.
 
(VOZ EN OFF narrativa, monótona y depresiva, típica del cine negro:
Aquella figura que barroca proclamábase,
ha cedido el cansino paso a un hombre más bien gótico,
marcado por las huellas del dolor.)
 
J.E.H.: Nosotros, aquí…
Más bien parece que todo el mundo anda moviéndose en círculos.
 
(VOZ EN OFF: Con desnaturalizado brillo la luz cae,
luce el trono real envuelto en ira.)
 
EXTRA-JOHN: Lo que está por encima de nosotros
nada es para nosotros. (…)
Antes de buscar una razón suficiente,
creeremos en el absurdo.
Un día te llevaré a ver un bosque de cipreses de pantano,
¿O serán «cedros del Líbano»…?
 
J.E.H.: Un bosque de temblones álamos americanos,
eso es lo que yo quiero ver.
Tal cosa le iría bien a la efervescencia de mi corazón,
a mi tristeza ática,
a mi huerto deshecho.
Creo que he vivido sólo de adversarios…
 
(VOZ EN OFF: El rostro de expresión doble. Jeroglíficos del silencio.
La muerte contenida, formada en el silencio.)
 
EXTRA-JOHN: No te lamentes de tu suerte:
El destino te manda un amigo más y una amante más.
Duerme. Dormir se supone que es
para almas cuerdas
cerrar el ojo.
Duerme, mi amor, duerme…
 
J.E.H.: No puedo dormir, no puedo…
Te me apareces en los espejos…
La luna en tu frente,
la serpiente en tu cintura,
los millones de manos de muertos en torno a tus caderas,
la boca ensangrentada,
tu cuerpo manchado de sangre,
los cadáveres de niños a modo de aretes…
 
(Súbitamente, EXTRA-JOHN se siente como ensartado por la mirada de la J.E.H., un escalofrío recorre
su espalda, penetra hasta las raíces de su pelo.)
 
EXTRA-JOHN: ¡Basta, basta, basta!
¿Pero es que has olvidado el estribillo de tu prístina canción?:
«Tú eres la crema de mi café.» (…)
La realidad es siempre un número quebrado, mi niña.
Las semillas de las sonrisas se plantan con una gentileza diminuta:
un libro, un árbol, una flor.
 
J.E.H.: El viento y esta noche fría
son otra cosa que noche y viento…
 
(VOZ EN OFF: ¿Se refiere ella a lo no-pronunciado, antes,
antes, que el verbo? ¿ O acaso se refiere
con verso árduo, pie quebrado,
a aquella remota enseñanza:
«No actúes más que despojándote de toda atadura»?
o tal vez a ésta otra: «El hombre pasa con su imagen.»
Imago mortis.
¿Es por eso que el mundo sublunar tras el espejo ahumado,
sólo puede entenderse en «speculum aenigmitate»?
Pero, no, él, labios apretados de los toreros de salón,
a ciencia cierta sabe que los nervios de ella están en llamas.)
 
EXTRA-JOHN: Soy y seré
alma,
hilaridad y tormento. (…)
 
(…) Tus ojos como tigres, mi amor,
en ellos no hay nada escrito.
 
J.E.H.: ¿Por qué así me desgarras?
¿Es que no tienes compasión alguna?
¿Viniste tú hacia mí,
o bien, fui yo hacia ti?
Dos otoños.
¡El mundo es un horror, por Dios, sí!
 
(VOZ EN OFF: ¿Están nadando para no llorar?
Pon de silencio el compás
a lo que oensando vayas…
Época curiosa ésta en la que ni hombres,
ni mujeres aceptan cruz alguna,
pero andan por la calle
como pura sangres preparados para la carrera.)
 
EXTRA-JOHN: ¿No dejes tu amor en un precipicio!
Sí, hay que tomar por asalto el cielo,
no te lo ofrecen gratuitamente… (…)
 
(…) Non conosce pace e non la stima
qui provato non ha la guerra prima.
 
(VOZ EN OFF: Flor de un día este hombre…
Cuando más amargo el cáliz,
con más dulzura lo apura.
Parece sugerirle él a ella, con su sesgado cinismo,
que tanto él como ella esclavos son de la intensidad.
Que son refugio uno para el otro.
¿Qué otro refugio puede haber?)
 
J.E.H.: (Implacable)
Si no me proteges,
baldía siento tu cháchara noctura.
Obras son amores,
y no buenas razones…
 
( VOZ EN OFF: Con soberbia leonina, la J.E.H. interroga:
¿Puede este escenario dar alegrías otras que
las que con el dolor se mancomunan?:
«¿Están las hondas heridas de tu alma
curadas gracias a las mías?»
Yo soy insuperable, sugiere.
Soy piedra trabajada por gemidos.
Mirad y ved si hay un dolor
como el que a mí me sobreviene.)
 
J.E.H.: La hipocresía es nuestra patria más fecunda.
(Llora con vehemencia.)
 
(VOZ EN OFF: O komm süsses Kreuz!
Incluso la aristocracia floral recuerda
que el hombre es sólo un pura sangre que corre.)
 
EXTRA-JOHN: ¡Ah, piedad, vierte menos fuego!
 
J.E.H.: Fuego avasallador contra fuego avasallado.
 
(VOZ EN OFF: Mirada de víbora lánguida.
Aire afligido por el vuelo de las aves rapaces.
Quizá sea la noche suave y caminante,
pero el alma está llena de gritos.)
 
EXTRA-JOHN: ( Profundamente herido en su misantrópica tristeza,
pero aún dulce y compasivo.)
¿Por qué despertar una lágrima dormida?
¿Acaso en el mundo sólo se puede satisfacer a un solo amo?
 
J.E.H.: ¡Sin pausa te cantará mi alma!
(Y su alma de niña irradiaba
a través de sus coquetos ojos verde-gris…
… la voz que ríe y llora,
cuando se ríe y se llora.)
 
EXTRA-JOHN: (Con su pose cínica habitual.)
La fuerza de la secuencia.
(Aparte.) En todo lo inútil,
hay que ser divino o no mezclarse. (…)
 
(…) De nuevo veo tus ojos, melancólicos peregrinos,
tu palidez de cisne…
De todas las palabras
puestas en su sitio,
nos enseñas el PODER.
Amar es mendigar.
 
(VOZ EN OFF: ¡Oh, qué gran vergüenza que todos estos héroes
no tengan nada que decir! )
 
(Un coup de téâtre, un lance imprevisto.
Porque esta mujer no es un simple ser humano,
sino el exacto corazón del mar.)
 
J.E.H.: En las tinieblas de éste,
mi corazón,
ando perdida. (…)
Cuando mi vida era como una borrachera,
siempre presente,
sin nada que olvidar, nada que anhelar
El trueno imponía su rabia.
La lluvia era pura venganza.
(Súbitamente.)
¡Cada cual tiene lo que busca!
¡Pero qué advertencia tan terrible!
 
(La cámara revela una sonrisa sádica que luce ante su gentil amante como si se hubiese quitado la máscara.)
 
EXTRA-JOHN: (Alarmado) ¿Qué puede ocurrir aún?
¿Puede ocurrirnos algo más?
Te juro que no conocerás mi gran traición.
¡Nuestra fuerza vendrá de la penuria…!
¡Hasta el néctar de la inmortalidad te traeré!
 
J.E.H.: Nuestra felicidad imaginada…
Ese Hotel Memoria tan nuestro
¡Todo el futuro es vanidad!
 
(VOZ EN OFF: Basta con dar una ojeada a este fresco para percibir todo su desconsuelo…
Y, sin embargo, una pausa en la emoción.)
 
EXTRA-JOHN: Que el flojo diga: soy valiente.
 
(Tiempo tormentoso de verano)
 
J.E.H.: La alegría del cobarde silbando envuelve al pobre…
 
EXTRA-JOHN: ¡Permanece a mi lado cuando me muera!
 
(Aquí el velo del templo se rasgó en dos.)
 
J.E.H.: (Mirando del seductor los ojos, intimidándolo.
La cámara adopta un ángulo insólito. La mujer se eleva del suelo.
Pero la bóveda del cielo negro y estrellado se cierra sobre ellos
paranoicamente, claustrofóbicamente.
¡Fuera de aquí los títeres danzarines y sin cerebro!
 
(Gran vértigo. Como si ojeáramos la escalera por encima de un endeble pasamanos,
o la lejana calle desde la ventana de un alto rascacielos, cámara que desliza por el jardín en sombras
revelando a su paso un gran desorden. Toma larga, calidad despiadada, funesta.)
 
EXTRA-JOHN: (Aparte, pues le es dulce y conmovedor
este infecto aire de cueva de serpientes.)
El diablo es una mujer.
 
(Frenéticos acordes de música del espanto.
La cámara evoca un paisaje urbano anónimo.
Cámara en movimiento, hay que imaginarse la siniestra metrópolis, el universo negro:
círculos de luz bajo las farolas, callejones oscuros, sombríos peatones,
calles húmedas y mugrientas. Pasos intermitentes que resuenan en el asfalto;
neones intermitentes en las habitaciones de los hoteles… ruidos ordinarios, muchos …
y es laberíntico el espacio.)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
III
 
(Interior del coche aparcado ante el bungalow. Confortable soledad para uno,
soledad portátil del individuo angustiado, fugitivo en la noche inmóvil.
EXTRA-JOHN habla solo. El espejo retrovisor le contesta, matiza, apuntala su monólogo, no le hace caso.
Se diría que no lo oye. Aunque sí que lo oye: lo ignora. Gradualmente, sin embargo, lo va tomando como
interlocutor, pues es su alter-ego mientras vive. )
 
EXTRA-JOHN: Constante sabor a miel y derrota….
Inquietante extrañeza: esa desasosegada mirada verde suya…
El universo en el piadoso trenzado de una frase oracular:
«La hipocresía es nuestra patria más fecunda».
 
ESPEJO: El corazón en contienda de los orgullosos.
El que toca la pez de mancha.
El que se junta a un soberbio
acaba siendo como él. (…)
 
(…) El sueño eterno viene como se va…
… de las ciudades quedará sólo
el viento que por ellas pasa.
 
EXTRA-JOHN: Mi corazón está vacío.
Es como un espejo puesto delante de mi rostro:
sólo me veo a mí mismo.(…)
 
(…) Amargo ritmo rutinario;
el sol brilla sin esplendor;
la luna sale sin derramar sus rayos;
noches inquietas tras días inquietos.
Mi corazón sabe a ceniza,
y con la fatiga y con el llanto,
se me anuda en la garganta…
¿Qué es un alma perdida?
Meditar, sí, ya sé, es saltar fuera del surco
repetitivo en el que nos hayamos…
Pero todos estamos condenados a la acción.
A las horribles caricaturas de nuestro yo interno,
yo externo.
¡Qué parecidos son los gemidos del amor y los de la agonía!
¡Como si siempre estuviese asesinando a una de mis mujeres
para curarla de la neurastenia!
En mi cabeza está escrito el código de un virus, sí.
Como en una estirpe de ciudades subterráneas
en las que prima la astucia del débil,
astucia contra astucia…
¡También tú morirás en mí! (…)
 
(…) Hotel Memoria, Hotel Memoria…
(Flash-back que, introducido de manera ondulante, no sólo supone un descenso al oscuro pasado
que envuelve a Extra-John como una pesadilla,
sino un idílico contraste con el paisaje rural que tanto puede ser refugio como escenario del crimen.)
Esta es la ruindad de los hombres
su secreta sordidez y el miedo que los reúne
que es misterio no se tenga por la mayor de las incógnitas (…)
 
(…) Tu astucia se abría paso porque
una y otra vez la hipocresía aparecía,
en hábito escarlata.
¡Qué obscenidad la juventud!
Como la imagen negativa en la retina grabada,
una y otra vez, el hábito escarlata.
Tan provocador y agresivo,
tan seductor. (…)
 
(…) Sale un Judas y entra otro.
No dormimos;
sabemos que el enemigo vela por nosotros.(…)
 
(…) Todo el mundo me ha traicionado o va a hacerlo. (…)
 
(…) Prolongada tempestad de guerras. (…)
 
ESPEJO: tu tan áspera melancolía,
tan permanente aire de opereta…
te impiden escuchar aquel cruel, cariñoso, idéntico a sí mismo, son:
«Yo no digo mi canción sino a quien conmigo va.»
La variedad no es sino el océano de la nada absoluta.
¡Extraordinaria mujer corriente esa J.E.H.!
Velos que cubren secretos, secretos que velan tristezas…
 
EXTRA-JOHN: (Concediendo)
La demoníaca dialéctica de la vida
se bebería la sangre de cada uno de nosotros…
Sexo en su plenitud o doloroso,
para el joven semental de nuestro esfuerzo
a su paso viene y va devorante…
Su desesperación deja de ser humana,
como esta lumbre que el aceite aviva…
La cruel y reptante espuma,
cada latido de vida mata un poco más…
… la magia convierte al canalla en virtuoso caballero.
Agarraos y escupid sobre mí.
 
ESPEJO: No te muestres tú duro,
vanagloriándote con petulancia…
… envanecimiento típico de todos aquellos que se acoplan….
Tú no eres más que un mortal,
esclavo del tiempo,
eres frágil como la espuma, una frágil mariposa.
¿No sabías que es el sentimentalismo
miedo a la muerte que en el propio corazón anida?
 
(La cámara pasa de una perspectiva omniscente a un enfoque particularizado:
los faros del coche barren el final de la calle, e iluminan
una pareja entrelazada de desconocidos,
imagen azarosa y minúscula, como metida en unos prismáticos
se encoge como una bolita, y todo eso,
lejano y como de pacotilla queda
enfundado en el dibujo liliáceo de un corazón, que
aparece, y acto seguido se esfuma
-dibujo en «flou» cada vez más acusado.)
 
EXTRA-JOHN: El estanque rompe los diques del alma…
… lágrimas, vanas lágrimas que no sé qué significan.
Me siento como una desvastada tierra que todos arrasan.
El húmedo desierto por el que navegan los navíos…
… este secreto precipicio mío.
Comprendo que aquel lago azul mío era una ciénaga. (…)
 
(…) Detrás de ti está la circunspecta mano del ángel
que te engaña desde siempre,
te engaña desde la Anunciación. (…)
Y es descanso lo que yo esta noche anhelo.
¡Qué vivas largos años,
oscura y vengativa noche!
 
 
(ENDE)
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