disjecta membra

 
Para Esteban Caussa, disloque de toda dispareja armonía,
tu propio y disconforme cuerpo
muestra.
-cette chanson pour cette reine (…)
 
 
 
 
 
De ti, que intermitentemente me auguras la tímida, imposible,
sincopada esperanza,
sin duda, AMISTAD
deseo
escuchar tu voz
dentro de breves instantes,
como la de un espectro.
Premio infinito, intimidad de la disociación, silencio
consonante, acorde de voces mudas,
desastre en el corazón de la amistad.
-Ora pro nobis.
 
 
Conmigo ha deambulado durante siglos
por países de traición
tal cohorte de afásicos milagros…
Incluso la invalidez echa raíces:
No nos moverán.
Mas tu vuelo voraz, desorbitado,
ajeno a lo que no delicia es
-pretendes;
conjurado y fuera de tus goznes,
tu audacia es inaudita.
Sabes: sólo gracias a la muerte puede
la amistad ser declarada;
o bien, que sin la muerte,

jamás amistosa verdad verá el día:

¡Hágase la luz!
 
 
Tú y tu tribu de diablos químicamente
desesperados,
víctimas propiciatorias en línea de fuego,
los valientes a quienes convocas y alistas
con el discurso loco de quien ha encontrado
raíz cromática común
a toda particular diferencia,
a toda irremediable soledad…
tomándote el placer de gritar tu verdad.
Amor lejano:
Ora pro nobis.
 
 
Demasiado veo yo el mundo en cada rostro.
El dolor no cesa.
Mi docta ignorancia descree del compadre
que no guarde silencio absoluto.
Amigo tal vez inencontrable,
cisne negro.
Pero tú y tu espectral afinidad,
amigo de lo venidero,
tú, niño bendito,
mezclas camaradería y amistad
(¡la amistad cuesta una guerra!)
Amigos y camaradas, confusas, amorosas
estrategias sostienen;
ternura, tierra de nadie es…
Tú, joven terco,
subyugantemente asimétrico,
me ofreces un mundo nuevo,
luz y colores puros
a mí, que no encuentro ya explicación alguna a la bondad.
 
Guarda tu verdadera sangre fría.
Tu manera zurda de dirigirte a lo posible.
Cette chanson pour cette reine (…)
 
 
Bueno es callarse juntos.
Mejor aún reírse juntos.
Estallidos cordiales,
dientes que se exhiben inofensivos.
Modélica responsabilidad del otro ante el otro.
¡Se por lo menos mi enemigo!
 
 
Aquí moran quienes ya no preguntan.
Esperamos, desesperamos.
La indiferencia es siempre signo de excéntrico
fuego:
Sabor a sangre en la boca.
Gota a gota
llegan
coágulos de luz
tras transitar el túnel.
Ríete conmigo del espectro que viene
y te creeré.
Ríete con la risa silenciosa
del gozo entre amigos.
Atiende la nota justa,
el tono justo,
no posesivo,
sin introyección ni incorporación posible.
Absorbente, material, denso, como tú eres.
Absorbente,
con una fuerza que crece día a día.
No tienes otra forma
de devolver al mundo el tesoro
que le has arrebatado si
no es sobrecogiéndolo, seduciéndolo,
musicándolo…
-cette chanson pour cette reine (…)
 
 
Querido enemigo:
Tú aún lo ignoras,
pero acuérdate de lo que para ti
un día yo escribí,
pensando en ti,
como ahora pienso:
Lo que une y separa,
CREA ESPACIO.
Lo que espacia,
conjuga.
Querido artista del más negro humor:
Más allá del comercio de dioses y hombres,
más acá de las ciclópeas ruinas
griegas ante el mar,
siempre vuelve a irradiar
la asombrada luz del conocimiento,
luz y sombra de la afirmación verdadera.
 
Tú puedes dar en el blanco.
Exponiéndote a la intemperie.
Sólo entonces.
Sólo entonces, iluminan los ausentes
a los presentes.
Iluminar a la comunidad de amigos
celosos de su propia, inclinada soledad.
Iluminar a éstos, los amigos
del secreto sin secreto.
 
Sabed esto, sabedlo:
Sois una máquina que felizmente funciona
por el intervalo y la discreción.

Suena la armónica de cristal:

Intervalo es distancia es unión es cicatriz…

Traéis una buena… por lo menos así os lo parece… noticia:

DISJECTA MEMBRA.
 
Cette chanson pour cette reine (…)
 
 
 
 
 
 
 
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