| Postal para Omar Ortega. |
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| Tú y tu rabia contenida ferozmente |
| copulando con ese policía bulímico y sentimental. |
| La fórmula, cinco veces por noche: Presto, ho bisogno |
| d’un uomo cavalcante! |
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| Te dije que te buscases un príncipe azul |
| tras el relato de esos nauseabundos lances tuyos |
| con un negro del Senegal, |
| con un traficante de drogas de poca monta, |
| und so weiter… |
| Chica loca por tu cuerpo, |
| partidaria ferviente del harto libre amor libre, |
| da igual, ¿sabes?, la escabrosidad, |
| la nimiedad de nuestras biografías: |
| el presente de la vida nunca será nuestro. |
| Yo estoy haciendo como que es |
| mío porque lo acuño, porque lo escribo. |
| ¿A quién atribuir, pues, |
| la posesión última de los éxtasis todos? |
| El misterio está encriptado en los nombres mil |
| de un incognoscible caballero. |
| Como seguirá siendo un misterio la alegría, |
| la ingenuidad que derrochas |
| niña |
| disfrazada de hippy-punky |
| por la mirada limpia y pura |
| del alelado chico rotante, |
| andaluza líquida, lujuriosa sin igual. |
| ¿Por qué emana tanta ternura de una incomparable hortera como tú? |
| Dios es amor. |
| El humano corazón es amor. |
| Pero, ¿y si el corazón es un insondable pozo de biológica |
| lascivia? |
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| Que te quiten lo bailao, archi- |
| lozana andaluza, mientras conjeture yo |
| que los misterios todos entrañados están |
| en una única y misma simultaneidad, |
| ¡dioses, tú ganas! |
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