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Para Isa. |
Elisa, vida mía – L. v. Beethoven. |
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No tengo inconveniente alguno en llamar |
realidad |
a la primera hipótesis, bella apariencia; |
bien sea el movimiento circular de los astros, |
bien este libro que ahora mis manos sostienen |
–no aquél en el estante, aquél de allí… |
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Pero, mira, lo que más me gusta a mí es |
paladear, silencio paladear. |
Sin moverme, sin masticar, sin tragar. |
Comer con los ojos tan sólo. |
Que la cosa misma, |
su intelegibilidad, |
tras su apariencia se oculte. |
La vida entera siempre detrás… |
Tras un espejismo, supuesta acción; |
a tal creencia pasas página … |
¿soy capaz aún de crear verdades nuevas? |
-Hamlet, el que carece de certeza. |
La conciencia, adquisición orgullo de la humana especie. |
¿Es lo más inestable? |
Sí… |
¿Una veleta? |
No. |
Pues muy pírrica fue esa victoria… |
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Conciencia es un ensueño trascendente. |
A sí misma se ve de bóveda clave en la universal vinculación |
-los soñadores todos… |
Como círculo de un gigantesco acuerdo. |
Aparente, claro… |
porque luego habrá que distinguir: |
Fuerza de la sinrazón (fe en la vida) |
y |
Seres superficiales, de FORMAS adoradores |
-entre éstos últimos, yo, no nos engañemos… |
Razón por la cual sobre todas las cosas amo yo el silencio: |
Esencialmente, su frágil , tan frágil |
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(forma de ) HOJALDRE. |
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