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Michelangelo Antonioni, IN MEMORIAM. |
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Ha pasado un ángel. De tan bella manera |
el castellano designa la rarefacción |
– silencio -. |
Este poema para ti, ángel de la guarda. |
Me lees, me escuchas, me ves. |
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I |
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Pasa una generación y viene otra pero la tierra es siempre la misma. |
Bellísima persona, a mi casa traes el Eclesiastés, |
como para que Anita tome conciencia, |
envuelta en anillos de suficiencia libresca, |
mudos raudales de tristeza, |
de su miseria quijotesca – sonrisa pagada, no. Calor prestado, menos aún.-. |
Por siempre más el texto sagrado ausente, |
toda escritura no es sino chapuza |
– ora pro nobis -. |
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Y dime… ¿también consta en la Bíblia |
que la apariencia es esa breve aparición sorda, |
que obviamos el telón…? |
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Si por ti no fuera, |
por tu forma de apresurarte despacio, |
tu aire de bendición y purificación |
– Haz de tu casa mi posada – |
por esa desmesura tuya -tan americana, por cierto- |
de en tótem erigir la audacia: |
Cristo, prototipo de todo. |
Si por ti no fuera, |
la antagonía me hubiese anegado: |
La sima es lo que ves cuando la cima alcanzas. |
También yo tengo mil años. |
De antagonía me hubiese anegado |
en ésta, mi locuaz agonía. |
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Pasa una generación y viene otra pero la tierra es siempre la misma. |
La vida es ilusoria. |
La vida es un partido de tenis donde sin pelota jugamos. |
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Llegas a mi casa con profundo sentido piadoso, |
reflejo sonoro de aquél al principio |
en el cuadro percibido… |
Pero, tu enorme plasticidad simpática, |
¿no se deja … fácilmente, demasiado fácilmente conducir? |
¡Si supiera usted cómo me bendicen! |
Como cromosomas se agrupan las palabras… |
Se hicieron las tinieblas y los enemigos se mataron unos a otros -¡milagro!-. |
La tela se teje como un todo. |
Sabes que no puedo saltarme tu paso a nivel… |
El sol invictus |
y Cristo: |
Mi ojo no ceja. |
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II |
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Contigo, bellísima persona, discúlpame, |
llega también cierto pícaro charlatán… |
A paso vacilante viene desde un tenebroso país, |
maldito insecto zumbón, |
la guadaña del tiempo esgrime, |
le basta sopa con arsénico. |
Estricto trasunto de vida infernal… |
¡Qué le corten la cabeza! |
¡Qué las bestias aniden en su tumba entreabierta! |
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Me temo que yo sólo puedo albergar ideas de cristal. |
Ninguna de arcilla humana. |
No estoy hecha para la vida, no, |
sino para soñar sonámbula. |
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Siento Il filo pericoloso delle cose… |
porque para mí, ya sabes, |
discernir en bidimensional fotograma, |
la acción tridimensional, |
es mayúscula exquisitez. |
Y te veo hipócrita, bellísima persona. |
Veo hipócrita ese dulce mirar tuyo de culebra murciélago contrariado. |
Tu pisada, rebelde fuerza al linaje ortodoxo de la diosa del sol. |
No, no me cuentes nada de quien se ha ido a vivir en el centro mismo del odio. |
Las personas enfatizamos de manera singularmente arbitraria. |
Por naturaleza somos hipócritas. |
¿Cómo reemplazar la defectuosa EXCELENCIA de la vida |
hasta alcanzar la rígida QUIETUD de una máscara mortuoria…? |
Trecho pletórico de dichos corremos… |
( CONCOURS HIPPIQUE: Viajeros que intentáis |
esquivar la monotonía climática, |
vuestras torvas, monótonas costumbres, |
vuestro vacío nada húmedo, |
jamás os traerán lluvia.) |
Tu sensualidad fría y calculadora, bellísima persona, |
ese tono venenoso verde lagarto |
para el teléfono móvil… |
… el lugar de los espíritus famélicos. |
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La inconsciencia es pura mafia |
por áspero gritos de gaviota puntuada. |
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Te veo hipócrita… |
Me sé hipócrita pluscuamperfecta. |
Tantos desórdenes y dolores míos, |
esta disociación de una mano derecha melódica, |
y una mano izquierda armónica… |
como una naturaleza muerta, no sueno. |
Tomo este pozo en llamas por doméstico paraíso. |
Por fortuna, tengo un cuello que reclama un escogido martirio. |
Ergo, masaje al canto. |
Vístase. Que la bendigan. |
Abríguese. Idilio. |
Un instante de recogimiento y |
doyme a la electrónica fuga tras una carta… |
¿No le apetecería, guerrera, ser reposo tierno de ese guerrero…? |
No me preguntes nada de nada, |
podría contarte la verdad. |
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Si a la vez que a mí viene una bellísima persona, |
viene un execrable charlatán, |
yo soy el Espíritu Santo, |
mi ira imponente como el mar. |
INFIERO: |
El más bello ser no existe. |
Y a continuación: |
Todo lo sensible no es más que símbolo del tragicómico lamento. |
POR TANTO: |
Lo real no es sino la neurológica verdad. |
Es tan misteriosa la apariencia, |
que el paño donde impresas están las heridas del martirio, |
como telón teatral funciona, |
trampatojo juego o engañifa, |
cuadro dentro del cuadro, |
superponiendo faz doliente, |
la enigmática representación actual: |
He aquí mi galimatías polisémico. |
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III |
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Fuese tan bellísima persona. |
Llevóse música y charlatán a más cálida parte |
-L’uccello nella gabbia canta |
ma no per piacere ma di rabbia-. |
Impaciente espera bajo las nubes que la página |
velan, |
… pasen, |
dejen emerger el blanco del papel. |
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Imaginando el tiempo siempre linealmente, Europa se ha agotado. |
Addio, signora! |
Una pilota ritorna. |
Crónica de un amor que nunca existió. |
Toda la vida para aprender : |
A este lado del espejo sólo quepo yo. |
Cesó el bien interpretar el mimus vitae. |
Pasó el vecino travestido como santo del retablo… |
… ya no hay que poner un nimbo de santidad al personaje ése. |
¡Buf! |
La pregunta de preguntas que de contenido vacía |
cualquier pregunta, ¿cuál es? |
Pasa una generación y viene otra pero la tierra es siempre la misma, |
así el Eclesiastés. |
No habrá otra loca tan gentil. |
¿Para qué querrá ser parte de un mundo que no existe? |
Mujer es el más sutil tamiz de realidad. |
Cierrro los ojos y comprendo: |
No poseo sino la abundancia. |
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¡Ah, qué difícil se me hace articular palabra los días memorables! |
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¿Son libres las aves de las cadenas del cielo? |
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Nada de modulaciones métricas, |
transiciones de registro, estrofas armónicas… |
Respira. |
La fuerza inmóvil ya es pasión. |
Las notas blancas escasean. |
Lloriqueantes aparecen |
tras el galopante bajo obstinado de un tambor militar. |
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Cesó el bien interpretar el mimus vitae. |
Pasó el vecino travestido como santo del retablo… |
… deja de poner un nimbo de santidad al personaje ése. |
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La pregunta de preguntas que de contenido vacía |
cualquier pregunta, ¿cuál es? |
Gorgeos en basso falsetto. |
Arácnida ligereza… |
Cae el ultimísimo telón, |
es decir, paisaje sin sentido profundo; |
pero, ¿por cuánto tiempo? |
Máscara y telón, Muerte, |
¿me los prestas a la par? |
La naturaleza rejuvenécese sin cesar gracias a nuestra ruina. |
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Libélula azul. |
Momentos prismáticos del color. |
Sellado todo con la pasión de un alma hermética – |
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El enigma de estar patéticamente vivos, |
sólo Tú, Madre Muerte, lo despejas. |
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Ha llegado el día en el que la vida es una suave rapsodia. |
Il mio miglior plectro. |
Jardínes imaginarios con sapos de verdad |
-Se cerca, se dice: |
L’amigo mio dov’è? |
L’amico infelice rispondi: |
Morí-. |
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La más aguda tesitura de esta la liturgia. |
La imagen que en mí el charco despierta: |
1) No estamos integrados en el espacio sino tiritando. |
2) Luz divide en claroscuros nuestros rostros, como en la pintura. |
3) El interior es lo único abierto. Fin de partida. |
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Todo es malcasamiento. |
Pero, ¿por qué no contar cómo ocurrió? |
En staccato resuelve la cámara tu frenética danza. |
Bollirá el món com la cassola en forn… |
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Quizás sea mío aún el don de desaparecer |
ante tus ojos asombrados. |
Quizás aún sea mía la riqueza de riquezas. |
Si así fuera, |
para mí quiero, absolutamente quiero, |
los secretos entre naturaleza e imaginación. |
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Mi día no tiene noche. |
Mi noche no tiene día. |
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Mi escritura tensa y ríspida, |
afilada y pendenciera. |
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Sólo música y poesía viven |
el instante simplemente |
repitiendo: |
Retomando, |
retomando, |
retomando… |