 Foto: Acràcia Casanova |
| |
| |
| |
| Para Alba Vilches Sánchez, |
| la hija no nacida. |
| |
| |
| |
| |
| I |
| |
| Solapado caballero en búsqueda de levantes, sorry: |
| No te escribiré jamás otro Dies Irae. |
| Tras mi vestido de imaginarias lágrimas, |
| carta náufraga de éste, mi muy lacerado cuerpo. |
| Las cortinas del teatrum mundi nunca se apartarán, |
| desdeño las gentes, soy yo quien busca |
| el ángel. |
| |
| Era invierno, necesitaba hablar contigo, Adán. |
| Sólo hay sinceridad en la mudez. |
| Cuando en tan fabulosas ramas se posan las palabras, |
| son como aves de múltiples especies. |
| |
| Si contemplo la propia y sacrificial desaparición, |
| me habré ganado un puesto en el pandemónium locura, ¿verdad…? |
| Máscara y telón, Muerte, ¿me los prestas a la par? |
| |
| (…) Soberbia estáis mostrando, |
| sin saber que estáis soñando… |
| Somos brutos cargados de razón, |
| lo habíais olvidado…? (…) |
| |
| Los árboles sus anillos me mostraron; |
| sus venas los animales. |
| Allá fuera, todo es sufrimiento en llamas, allá fuera. |
| Mas aquí, no. |
| Nieve cerrada sucedió a la falta líquida de música. |
| |
| |
| |
| |
| II |
| |
| Me gustaría poder decir: Mientras duró, estuvo bien … |
| ¡Válgame el cielo! ¡Cuánta libertad en tu olvido! |
| Playboy, Adán de pacotilla, |
| tus despiadadas causas, cuestiones, discursos… |
| ¡son quebranto, son agonía! |
| En miel muy espesa me bañáis, señor. |
| Sí, sí, sí. Tú y tus malignas respuestas de payaso bien mordaz: |
| Toda la responsabilidad es tuya, Abeja Reina … |
| Aunque aturdirme pueda esa insubstancial mascarada tuya, |
| yo ya soy parte de una naturaleza muerta, no puedes hacerme soñar. |
| Mi yo al máximo afinado integra una ebria memoria. |
| Veo el mundo como una isla de la que no tenemos mapa. |
| No hay mundo sino islas. |
| Tú y tu fuego que quema y engulle… |
| … sabiendo que la carne aspira siempre a la degradación, |
| dime, ¿por qué creerla…? |
| El vacío se instaló. Su esponja afectiva… |
| decepcionante, muy decepcionante. |
| ¿Qué me dices del pliegue y repliegue de silencio? |
| Soy hidalga de la nada, ostento silencioso pedegree. |
| Mías son las rítmicas pulsaciones, las ciudades sumergidas, la luz lunar. |
| Atrás quedó el látigo de la competitividad (¡castañas al fuego!). |
| Ven y acaricia mi alma herida y ulcerada, |
| o aléjate. |
| Aléjate. |
| Aléjate de la omnívora pasión. |
| ¡No vuelvas a ofrecerme tu intrépida esperanza! |
| ¡Márchate, muchacho, márchate! |
| Vales tanto como estimas… |
| Para estar en primera línea de fuego, |
| lo mejor es hacerse el muerto. |
| (¡Está severamente penalizado salirse con la propia!) |
| |
| ¿Qué pretendo yo con mis éxtasis botánicos? |
| ¿Llevar la música a la ruina? |
| No, también la música es ya ruina . |
| |
| Llevóse un alicaído ángel tan tiernísimo odio… |
| |
| (…) Movimiento de sístole, precede y sucede al de diástole, |
| absorción activa de la sangre por el músculo |
| antagonista de la cordial fibra agonista. (…) |
| |
| |
| |
| |
| III |
| |
| También la música es ruina. |
| Ruina excelentemente acordada. |
| Porque toda hermosura es fugitiva. |
| Y el placer, placer porque fugitivo. |
| ¿Es con hielo que forjamos el silencio… |
| … o hay, tal vez, entre esos dos términos relación |
| tan versátil, arbitraria como la de cine |
| sonoro / acústico enrarecimiento? |
| Así como música no es sino líquido encantamiento, |
| silencio es líquido desencantamiento. |
| Sensible e inteligible, |
| eso quiere decir abstracto. |
| |
| Tú y tu arácnida ligereza… |
| deambulas por las naves de los tiempos… |
| Tú, que te crees rítmicamente valiente |
| porque medias entre el facsímil de una partitura |
| y un sonoro fenómeno sonoro… |
| pues ahí está el piano, su parte reclamando… |
| y con música lo alimentas, punteada
|
| por el áspero grito de las gaviotas, |
| o por notas estenográficas de las olas en la superficie del agua; |
| cantantes, decorados, atrezzos, |
| arquitectura en movimiento. |
| A vuelapluma, Keats diría: El mágico pulso de todo lo fatal… |
| Eres un truhán… estafas. |
| La música es tan fácil como la mentira: |
| Sigh, ladies, sigh … |
| No more. |
| No more. |
| NO MORE. |
| |
| ¡No hay truco que pueda dar una respuesta! |
| Para no mentir hay que ser Beethoven: |
| Cinco octavas de distancia entre la voz superior |
| y la del bajo. Cruda interpretación |
| del humano sentimiento en la última sonata. |
| Ve y aprende a tocar con el piano cerrado. |
| Nútrete de células beethovenianas, expansivas, creadoras. |
| Pues si música es tensión en búsqueda de resolución, |
| música unirá cualquier tipo de disonancia. |
| |
| Yo canto al eléctrico silencio. |
| Tan sólo ese galán me asombra. |
| El silencio es el único placer que no se desvanece, |
| vano espejismo cuado lo palpas… |
| Vuelve a casa, hijo pródigo agradecido. |
| Silencio concertante, |
| condición de cada articulación sensible. |
| Voz silente que a cargo corre |
| de la heterofonía instrumental. |
| Acerca ruidos que nunca juntos se escucharon, |
| ni parecían a hacerlo predispuetos … |
| Ése, el hijo pródigo, pianíssimo de los ruidos, |
| es hijo bastardo |
| de la vida, de la Muerte. |
| |
| Aprende constante a no de pobreza carecer. |
| Mudas armonías acordadas, |
| unísonos mudos, enriquecidos |
| Este silencio bastardo, óyelo bien, está vacío. |
| Y es el vacío un blanco lienzo |
| sobre el que tiempo vivido trasladar. |
| Y el pictórico espacio, música visual. |
| |
| |
| |
| |
| IV |
| |
| Estoy como soga a este silencio trenzada. |
| Si de la realidad morder se trata, |
| escribiendo reto yo a lo inolvidable con un pulso a muerte. |
| Canto lo que el espejo rechaza. |
| Soy luz blanca. |
| Si tú me absorbes, |
| color certeza. |
| ¿Por qué no saborear melancolía |
| si es el presente poder? |
| Lucho por hallar modus exprimendi… |
| con tal de peces atrapar, vaciar el estanque… |
| Desprender paulatinamente fósforo. |
| (Amor sagrado, amor profano, amor tirano,
|
| ¡Dejadme en paz!) |
| La masa de octavas del piano guarda |
| cromática y circular concentración. |
| Visual de un ruido: |
| Armar, desarmar hasta la intensidad, |
| pues no es durable sino aquello |
| que es por sus ritmos embargado… |
| Para insuflarle al cuadro tanta energía, |
| hemos adquirido en el arte claroscuro |
| gran, gran maestría. |
| Unas piceladas de cromática alquimia y |
| gritos que no podemos oír. |
| Vamos a dotar de rítmicas vibraciones la pictórica superficie. |
| |
| ¡Cielo abierto en gloria, plástica expresión! |
| Ese silencioso bastardo es a veces |
| el dios que habita en cada imagen de culto; |
| la imagen entallada en una puerta de madera; |
| el método incomparable de aplicar el color |
| abocetado de lo efímero todo; |
| la fascinante pincelada de la distribución |
| del color en la carnación… |
| |
| Nada por aquí, |
| nada por allá, |
| vacío mi marco entallado está… |
| ¡Atentos, aún queda la inversa perspectiva del vacío! |
| Su punto de vista se encuentra |
| como en la pintura de iconos, |
| delante del cuadro, |
| en el espectador mismo, acogiendo el mensaje. |
| Las informaciones sonoras se transfieren |
| al cuadro, retícula a retícula, |
| de manera que el ansiado silencio |
| en región celestial alguna nunca se hallará, |
| sino a fondo perdido, en arpegios manieristas. |
| |
| |
| |
| |
| V |
| |
| Muy señor mío: |
| Ésta, mi muy lenta explosión de cólera epistolar, |
| ociosa ya sería -pues sé a raya mantener |
| por abstractos elementos |
| la maraña de las personas-, |
| si bien claras no dejase un par de cosas: |
| La primera es una paradoja … bien chocante: |
| SUB SPECIE AETERNITATE, |
| no importa el espacio-tiempo |
| nada de nada. |
| La segunda: Articular emociones es |
| en apariencia y tras bella cifra enmudecerlas: |
| Clave de sol. |
| |
| Qué ciencia me juramenta, supongo, querrías tú saber… |
| luz lunar. |
| Negra certeza: Somos el precio de la apuesta, |
| entreguémonos aquí y ahora |
| en la sonora soledad.
|
| Luz lunar. |
| |
| El verdadero creador de belleza siempre es el dolor. |
| Luz lunar. |
| |
| Cuán perfectamente dulce es la música que no oímos. |
| Lo que nunca has gozado, |
| por encima de tu humana pasión |
| te está salvando. |
| |
| |
| |
| |
| VI |
| |
| La verdad… |
| … esta vacía la verdad. |
| Cada ruido… color sin color. |
| |
| Carnaciones pajicientas. |
| |
| El vencer es siempre para Dios. |
| Díjonos, la mano sobre el pecho, el caballero aquél … |
| Desenvainada la espada del hidalgo… |
| La color más clara que morena. |
| Su identidad a mano, |
| junto al corazón guardada. |
| |
| |
| |
| |
| |