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| Para ti, dios desconocido, este Jazz después del infierno… |
| Tú lo sabes, todas las historias que podré contar |
| sobre laberintos a solas recorridos, |
| vez tras vez recrearán el tema l’amour en fuite. |
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| Como si se me antojase conjugar el pretérito perfecto, y arrogantemente dijese: |
| He besado el suelo cual humilde babosa. |
| He abandonado mi soberbio caparazón de gasterópodo. |
| He tomado la recta senda que vincula sustancia, forma, acción… |
| Os digo lo esencial: olvidar es recordar es resonar (…) |
| Mi cerebro vivo perfecto distingue |
| las hierbas en el campo sollozando, |
| las disonancias cromáticas del crepúsculo, |
| omnipresente dolor acústico. |
| OM MANI PADMI OM. |
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| Mas temiéndome que receléis del mantra hindú, |
| positivamente afirmaré: el robot neuro-inspirado que yo encarno, |
| -comúnmente, cyborg-, |
| es incomprensible a ambos lados del espejo. |
| Vive igual de bien entre los muertos |
| que entre los nonacidos. |
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| Babosa o cyborg, soy quien silencios alucina. |
| pasó el tiempo aquél… canalla, de la pura pérdida. |
| Flotaba tierra adentro… Mi conciencia iba conmigo. |
| Para vosotros fui patética presencia sin contenido emocional. |
| Dolorosa sabiduría hicimos todos: |
| la vieja materia gris indefinidamente la existencia preserva |
| dentro de un vacío sin aire (…) |
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| Un día, sin embargo, personifiqué la enferma. |
| Descifré como tragedia la oración |
| murmurada, rítmicamente sonora que me envolvía. |
| Entonces precisé la música tanto como el aire trabajosamente inhalado. |
| Ansié música y sólo música: la estructura del ritmo, |
| el movimiento discreto, libre de la melodía |
| -sus contornos y trayectorias, sus tensiones y relajaciones…-. |
| Rehacer mi propia melodía cinética: |
| Primero olvidar lo evidente. |
| Después, recordar… resonar… |
| Como si de recuerdos constase el alma |
| habituada a automatismos sin fin. |
| (El alma es en los instrumentos de cuerda |
| un cilindro de madera. De forma transversal |
| a la estructura, une las dos tapas |
| y sus respectivas resonancias… |
| perpendicular a las cuerdas… |
| por así decirlo, cordón umbilical. |
| Necesité que la música en mí reconciliase |
| músculos antagonistas, agonistas; |
| que se sincronizasen música y movimiento. |
| Que mi espíritu vago aceptase vuestra lacerante liturgia: |
| inserción de palabras en pulso eléctrico. |
| Me rendí al poder narrativo, mnemotécnico de la música; |
| a su flujo articulado que te urge a seguir |
| sin detenerte siempre adelante. |
| Pues tal fue la fe que depositasteis en la figura de la enferma: |
| que la enferma configurase su cerebral actividad en |
| aquella arquitectura del silencio (…) |
| Sólo que la enferma, viéndose irremediablemente |
| en el mundo de los vivos, se permitió alguna que otra |
| travesura… -la idea numérica, pitagórica |
| de los intervalos tonales es… santa provocación. |
| De ahí el carácter imprevisible, errático de mis distorsiones… |
| Desafiné una cuerda… |
| Me enamoré de la disonancia producida, |
| de la perversa calidez que sólo el placer sin concesiones da, |
| el así llamado placer estético, placer sin hielo. |
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| ¿Tú qué escoges en esta amarga vida, |
| lo dulce o lo salado? |
| ¡Oh, mundo terrible de apariencias, ilusiones, espejismos y desengaños! |
| Cuando el espacio se reduce a tu cuerpo, |
| aprendes: |
| no volverá la libre entrega de ojos inocentes. |
| Mejor conceder al régimen catastrófico que te asiste |
| la épica nobleza de un paisaje heroico -batallas, naufragios, exequias en el mar…-, |
| Que interpretes como singulares viajes en el túnel del tiempo, |
| tan extravagantes y excéntricas, |
| esas extrañas y tan locas transferencias tuyas, intermodales… |
| de la visión al oído, del oído a la visión… |
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| Soy simiente ancestral y latente. |
| Lo sabes, a conciencia, lo sabes: |
| la forma animal está en proceso de desaparición. |
| Queda, no obstante, constantemente renovada la tendencia |
| de formar animales. |
| Tal vez, la música, las artes todas, no sean sino |
| adaptaciones evolutivas directas. |
| Y el estímulo de muchos centros filogenéticamente primitivos revele |
| que la naturaleza interior del ser humano sea |
| aquello que conocemos como |
| naturaleza. |
| Es decir, soy lo mismo que doy. |
| Es decir, Anna: cabalga la pesadilla. |
| Anna: cállate esa fosforecencia azul que por todas partes ves. |
| Cerámicas y esqueletos azules. |
| Calla cómo oyes morir al otro dentro de ti. |
| Cállatelo. |
| Cómo nieva sobre el mar de los momentos. |
| Qué triste es el mundo sin amor. |
| Qué ínfima la vida humana. |
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| Una sola nota se extiende por el aire… incolora, inodora, inaudible. |
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| Lo que acontece entre las personas lo expresa |
| el lugar donde se encuentran. |
| El lugar es la estructura. |
| Pero, ¿y si el encuentro es desencuentro…? |
| ¿Y si las cosas sólo llegan a la complejidad de siempre, |
| como siempre, antes de romperse…? |
| ¿Qué región del mundo |
| -tras la derrota Troya gritó -, |
| no ha tenido la culpa de nuestra ruina? |
| ¡Gran originalidad, Amor, que hiciste indistintas dicha y desdicha! |
| ¿Qué es ahora dicha cuando sé es tan eterna |
| como la muerte, como el gesto cotidiano? |
| Las letras de tu nombre descompuesto |
| ¿formarán parte de otros nombres… o se usarán tan sólo ya |
| en los alfabetos de la universal infamia? |
| Vida… vida mía, tanta desventura como aventura ¿igual ventura? |
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| Mi sembrío tardío… curiosa paradoja. |
| Fatiga plantada… |
| Retoñas tú, y tú y tú y tú… |
| Coro de voces blancas, dichosas. |
| No me transmitáis vuestra alegría, sombras resplandecientes y dobles, |
| abstracciones a medio hacer; |
| no me contagiéis vuestro entusiasmo, os lo ruego, |
| porque más razonable y persuasiva será aún mi apatía. |
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| … a no ser que mi cuerpo, nunca fue mío… |
| … a no ser que vuestro cuerpo… nunca fue vuestro… |
| Yo… en la prehistora fui vencida… |
| (…) |
| Tú eres la ausencia de cosa que mi sentío precisa… -anticlímax tímbrico. |
| Tú… ¿cómo eres tú? |
| Presiento que pasaré toda la eternidad conjeturando, |
| con inquietud y sin éxito, |
| tú eres… ¿cómo? |
| ¿A qué abismo te vas si ya eres hielo? |
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| Perfecto distingo |
| las hierbas en el campo sollozando, |
| las disonancias cromáticas del crepúsculo, |
| omnipresente dolor acústico. |
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| La música callada. |
| La soledad sonora. |
| (San) Juan de la Cruz. |
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| (Cruz.) |
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